martes, 15 de agosto de 2017

El canto del ordinario según el Kyrial (parte 1)

¡Hola a todos y feliz fiesta de la Asunción!

Las partes fijas de la misa –es decir, las que siempre tienen el mismo texto– son conocidas como el Ordinario. Estas partes son: Kyrie, Gloria (cuando deba decirse), Credo (ídem), Sanctus y Agnus Dei. En principio, la música para estas partes es libre, siempre que sea de calidad y tenga las características propias de la música sacra, claro. Puede cantarse en gregoriano, en polifonía de cualquier época o de otro modo válido y adecuado. En el caso del gregoriano (que es el canto propio del rito romano), las melodías para estas piezas están recogidas en un libro conocido como Kyriale Romanum.

Sin embargo, y centrándonos solo en el corpus del repertorio gregoriano, tradicionalmente se han asociado algunas piezas del Ordinario con determinadas fiestas o tiempos litúrgicos. Es fácil entender que para los días más solemnes, desde siempre, se hayan reservado las piezas más melismáticas y adornadas, mientras que para las misas de diario o menos señalados litúrgicamente se usaran musicalizaciones más sencillas. Pero esta asociación también es debida a la creación –en tiempos medievales– de los tropos.

Los tropos eran versos que se insertaban entre los versos del texto del Kyrie, el Gloria, el Sanctus o el Agnus Dei (jamás en el Credo que, como profesión de fe, siempre tuvo, de forma inherente, un carácter "intocable"). Estos tropos unas veces añadían música y otras simplemente convertían una melodía melismática en silábica. Su finalidad sería explicar o comentar el texto. Sin embargo, el Concilio de Trento (1545–1563) prohibió esta práctica, con la voluntad de dar unidad a los textos cantados en toda la Iglesia, así como eliminar textos no propiamente litúrgicos (la mayoría de los cuales suelen estar tomados de la Sagrada Escritura, a diferencia de los tropos).

Pinchando aquí puede verse un vídeo donde se canta un Kyrie con el tropo "Cum iubilo", el cual hace referencia a la Virgen, por lo que sería un Kyrie destinado a fiestas marianas. Piezas como esta, tras el Concilio de Trento siempre se cantarían sin tropo, así:


Sin embargo, esta pieza no perdería su asociación mariana en los siglos sucesivos. Y lo mismo ocurrió con muchas otras piezas. En el siglo XVII y XVIII se hace popular el género de las misas de órgano, donde este "cantaba" algunos de los versos del texto litúrgico (otro día hablaremos de esta práctica...). Así, por ejemplo, el italiano Girolamo Frescobaldi (1583–1643) en su obra Fiori Musicali (Venecia, 1635) publica tres misas de órgano, donde este se alterna con el canto gregoriano, tomando la melodía gregoriana como cantus firmus para componer la parte del órgano. Y, ¿qué melodía toma para la "messa della Madonna" (la misa de la Virgen)? Pues precisamente el Kyrie "cum iubilo" anteriormente citado. Aquí puede verse dicho Kyrie:


Pues bien, llegamos al año 1908 y, por mandato del papa san Pío X, se publica la edición típica del Graduale Romanum, libro que contiene todos los textos y la música necesarios para la misa, incluyendo la parte del Ordinario en la sección del Kyrial. Para esta publicación, estos cantos se agrupan en colecciones de Kyrie-Gloria-Sanctus-Agnus, formando el concepto de "misa" (en sentido musical). Estas agrupaciones fueron hechas siguiendo el criterio de los monjes de Solesmes y, aunque responde normalmente a los usos tradicionales de las piezas, no deja de ser, en parte, una invención solesmense.

En el Gradual de 1908 estas colecciones de misas venían numeradas y, en la mayoría de casos, con un título. Dicho título proviene del antiguo tropo del Kyrie que encabeza cada misa. Además, se indicaba la ocasión para cada misa, del siguiente modo:

  1. Lux et origo, para el tiempo pascual.
  2. Kyrie fons bonitatis, en fiestas solemnes (1).
  3. Kyrie Deus sempiterne, en fiestas solemnes (2).
  4. Cunctipotens Genitor Deus, en fiestas dobles (1).
  5. Kyrie magnae Deus potentiae, en fiestas dobles (2).
  6. Kyrie Rex Genitor, en fiestas dobles (3).
  7. Kyrie Rex splendens, en fiestas dobles (4).
  8. de Angelis, en fiestas dobles (5).
  9. Cum iubilo, en fiestas de la Virgen (1).
  10. Alme Pater, en fiestas de la Virgen (2).
  11. Orbis factor, para los domingos del año.
  12. Pater cuncta, en fiestas semidobles (1).
  13. En fiestas semidobles (2).
  14. Jesu redemptor, en octavas que no son de la Virgen.
  15. Dominator Deus, en fiestas simples.
  16. En ferias durante el año.
  17. En domingos de Adviento y Cuaresma.
  18. En ferias de Adviento y Cuaresma, vigilias, témporas y rogativas.
Nótese que la clasificación de fiestas en solemnes, dobles, semidobles, simples, etc. era la propia de aquel momento. A parte de estos cantos, venían los Credos, así como otros Kyries, Glorias, Sanctus y Agnus sueltos, de forma adicional. Lógicamente, y como no es (ni era) obligatorio cantar el Ordinario en canto gregoriano, esta clasificación de cantos según las fiestas no era algo preceptivo (piénsese además en los cantos adicionales que acabamos de citar, que se pueden usar ad libitum). Sin embargo, esto podía servir de una orientación.

En una próxima entrada seguiremos hablando del tema y veremos qué han dispuesto los Kyriales posteriores.




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